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Publicaciones Recientes

  • Jun 26, 2024

(EGÓTIKA del yo de mierda )


"Soy un suspiro que cae en el fuego."

Copla flamenca, Anónim@


"... los que tratan de evitar el castigo ..."

Gorgias. Platón.



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PRELUDIO ÚLTIMO


Nunca quise vivir mi cuerpo como una cárcel


Pero mis marcas de grilletes

(y cualquier marca es un grillete al mundo)

Mi nombre de prisionero

(tener nombre, esa cualidad de preso)

Mi corte de pelo carcelario

(El pelo cortado según la peligrosidad del reo o la moda correspondiente)

Mis costumbre presidiarias

(Todas, por costumbres; sobre todo amarte)

comiendo e incluso bebiendo

(y qué hacer si no)

con regularidad intestinal exasperante

(Y qué si no, no hacer)


Junto al hecho

De que camino libre

Bajo un sol escogido

Y una noche familiar

O la ausencia de muros


Me indican que mi cárcel soy yo

Realmente:

Yo

Ahora


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INSTRUCCIONES PARA SEGUIR


Yo, que no hay yo

Ahora, que no existe el tiempo


Pues terminaron por cese de negocio

(la posmodernidad se hizo con la caja y desapareció

Ahora vuelvo, dijo)


Y, cumplido, no puedo sino ser

Así, en general

Con todos los detalles terminados


Habrá, al menos, que decir:

El destino es una fotografía

Quieta

Silente


Nodo que soy, y lo digo

Mientras un eco fastidioso devuelve: Nada

Nada

Nada


Decir, arriesgando el eco chancero.


Diario del tiempo que soy, y lo cuento

Relato de - punto, non sequitur


Ese intervalo entre esos ecos burlones

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CAPÍTULO ÚNICO


Siempre dejaba cosas sin hacer

como un dios descuidado

Como un amante enamorado del primer momento de pasión

Como un niño que en Reyes sólo quiere abrir regalos


Quería ser el cruce de las corrientes, eléctricas o marinas o sapienciales

Ser Nodo

Un dios inconsciente

un amante despreocupado

Un niño sabio sin apalear

Ser Nodo


Luego supe que no sabía, pero sí sabía:

Si termino todo, todo se acaba

Si acabo mi creación, me agotaré en mi obra y no crearé más

Si amo al objeto de mi pasión, mi amor se agotará y no amaré más

Si abro los regalos, no habrá más regalos y no abriré más


Ah, ya es tarde, pájaro

A partir de ahí, todo fue repetición


Sólo quedaba el eco.

En ese caso, más eco por favor

Pasaré de Nodo a Nada


Querré que mi obra sea un paisaje a medias

Un mapa incompleto

Ingenios que aún no producen

Versos sueltos

Música que susurra a lo lejos aun como ruido


Con la esperanza de que mapas, ingenios, versos, música

Pueden hacer la función de ganzúa de mazmorra


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FINALE


Mi público: ese pájaro en la antena

de lo que fue mi casa

Que silba y canta a dúo no conmigo - Aunque yo lo crea


Porque le llamé

(Tal vez ambos dos con el viento,

cada uno por su cuenta,

todo fiado a la sincronicidad)

Aunque yo lo crea

O sea así como lo siento


Esa es mi verdadera fe:

Creo profundamente en la casualidad

Y no se


Y como no se

Sigo queriendo durar en mi

en esto

en ahora

porque ellos tampoco son


Un desliz: de saber a ser

ya veis, pájaros indiferentes, cuanta soberbia


Os busco, aun así


Pues conviene encontrar emparejamiento

En todo aquello que resiste

A pesar de la certeza de la derrota


Y hacer como si la vida fuera durar

Como si la vida fuera un como si

Porque de la Nada al Nodo a la Nada

Está el mundo



¿Más poesía?

Visita la sección Versos Sueltos.


Vancouver Blues


Oviéronla siniestra


La corneja desplegó sus alas

Como una noche trémula

Y oviéronla siniestra

Jill, Cathy, Zeb

Li, Oluan,

Oviéronla siniestra


Su cabeza giró señalándoles

Como una brújula demente

De negra aguja

Y oviéronla siniestra

Mark, Borg, Luna

Ceci, Bud

Oviéronla siniestra

...


Más en


Sala Fernando Arrabal. Naves del Español en Matadero.

Marzo-abril 2023.

"Uz, historia de un pueblo es – con su propuesta actual en Matadero - otro homenaje a esa forma de hacer reír a la gente que consiste en buscar una mixtura imposible entre el payaso de la clase de nuestra juventud y un personaje de comedia."


Lina Morgan ha muerto. Cada intento de repetirla la entierra un poco más. Y entierra otro poco más al teatro español.


Uz, historia de un pueblo es – con su propuesta actual en Matadero - otro homenaje a esa forma de hacer reir a la gente que consiste en buscar una mixtura imposible entre el payaso de la clase y un personaje de comedia. Y de ahí Lina Morgan. Hubo más cómicos, por supuesto. Pero tal vez ella fuera la última de una tradición que se enfrentaba a la escena de un teatro armada tan sólo con su gracia y su deseo de estar en el escenario haciendo reir.


Su falta de respeto por la evolución de la interpretación, especialmente a partir del siglo XIX en Europa, no era, paradójicamente, irrespetuosa. Era una reivindicación póstuma de una forma de hacer comedia que consiste en dedicar todo el esfuerzo y la energía a hacer gracia. Por encima de guiones y de teorías de la construcción del personaje, por encima del espacio y del tiempo, de la organicidad o de la verdad escénica. Lo que importaba era hacer gracia, y Lina Morgan era una maestra en eso. Tanto que ella era siempre su propio personaje. No había teatro porque no había interpretación. Había vivencia de ese payaso que ella llevaba dentro con tanta gracia y con tanta dignidad. La Tonta del Bote inundó su carrera de tal forma que la magia de la risa la transformó para siempre, igual que hizo el hada con Pinocho.

"Fui a Uz con la expectativa de quien ha tenido la suerte de conocer algunas puestas en escena de obras de Gabriel Calderón. Un escritor dramático brillante con la palabra y arriesgado con la técnica."


Pero Lina Morgan ha muerto. Y cualquier intento de resucitarla haciendo ese teatro del chistako y la gracieta socarrona a golpe de chascarrillo la entierra un poco más. Porque es irrepetible. Y sobre todo aleja la posibilidad de un teatro español diferente. Más técnico. Menos individualista. Más preocupado por un proceso sólido que sea fundante, que por unos resultados inmediatos. Más centrado en construir, que en el rédito urgente y fulgurante. Intentar resucitar en una tarde lo que Lina Morgan construyó en toda una vida (con toda una Historia detrás) es un error.


Fui a Uz con la expectativa de quien ha tenido la suerte de conocer algunas puestas en escena de obras de Gabriel Calderón. Un escritor dramático brillante con la palabra y arriesgado con la técnica. Imposible no ir ilusionado.

"Porque creo que la dirección escéncia consiste en estar más preocupado por el sentido de la obra que por hacer un listado en vivo y en directo de situaciones desternillantes."


Pero nada más llegar me di cuenta de que algo no iba bien. Nuría Mencía/Grace, presa del nombre del personaje más que de su sentido, solo quería ser graciosa. Si la dirección de Natalia Menéndez tuvo algo que ver con eso, es corresponsable. Si no tuvo nada que ver con eso, es aún más corresponsable por omisión.


Pepe Viyuela/Jack, el más Linamorguiano de todos, tuvo sus momentos. Pero la aceleración centripetó todo intento de que su personaje adquiriera alguna dimensión más allá de lo obvio. Aún espero ver a Pepe Viyuela construyendo con calma, sin acelerarse, sin buscar naturalidades de cartón en su gestualidad. Sé que ocurrirá. Pero no esta vez.


No entendí la elección de Julio Bohigas-Couto/Tomás ni de las hermanas Fiona y Leona/Ruth Nuñez y Trinidad Iglesias. En el caso del chico, además de haber una contradicción obvia entre lo que se supone que era y lo que allí aparecía, proviene – también él – de la escuela de “Actuar es gesticular mucho y hablar con mucha naturalidad”. Y si ya me costaba creerme a Grace, con Tomás fue tarea imposible. En cuanto a las hermanas, estoy seguro de que toda la sensualidad que somos capaces de crear consiste en algo más que en frotarnos el pubis contra la esquina de una mesa. Faltaba algo de trabajo y algo de reto frente a lo obvio. Y tal vez algo de guía. Porque creo que la dirección escéncia consiste en estar más preocupado por el sentido de la obra que por hacer un listado en vivo y en directo de situaciones desternillantes.


Al menos el papel de Veki Velilla/Dorotea fue interesante. Pausado, y centrado en el trabajo físico de construcción. Es cierto que no tenía texto y que su objetivo permaneció innecesarimente oculto. Pero sí hubo algo de subtexto, y si bien su arco no era inmenso, al menos fue sólida. Lo mismo me sucedió con Ángela Chica/Catherine. Hizo un trabajo que estructuró las escenas en las que salía, y de alguna forma puso algo de sentido en lo que ocurría a su alrededor, más allá del lucimiento personal y de una tan imperiosa necesidad de ser diviertidísimo que anulaba al resto. Ambas fueron generosas, y eso en medio del maremagnum circundante, infundía esperanza.

"Me quedé con ganas de saber cuales eran las posibilidades reales del texto. O qué hubiera pasado si, en vez de centrarse en hacer muchísima gracia, hubieran intentado encontrar esa contradicción que hace que quien ama tantísimo a otro, sea capaz de dejar de ser lo que es por ese amor"


Me quedé con ganas de saber cuáles eran las posibilidades reales del texto. O qué hubiera pasado si, en vez de centrarse en hacer muchísima gracia, hubieran intentado encontrar esa contradicción que hace que quien ama tantísimo a otro, sea capaz de dejar de ser lo que es por ese amor; o que esa tensión entre la obediencia ciega a Dios y el amor por los hijos hubiera desgarrado a Grace. O que esa sordidez en la que nadan los pueblos pequeños a veces hubiera aparecido con forma de normalidad para luego ir deformándose. Y que hubiera sido el motor de toda la secuencia de desastres que se iban enlazando. Que Ananké hubiera aparecido como aliento vital de la obra. Que ese último golpe de gracia hubiera sido el resultado necesario de todo lo anterior. Estoy seguro de que me hubiera reído más, y con más fundamento. La gracia como consecuencia de un trabajo sólido de construcción escénica es mucho más resultona que la gracia buscada como fin en sí misma.


Lina Morgan ha muerto. Deberíamos ser capaces de hacer el luto, guardar su memoria en nuestro corazón, y seguir adelante buscando nuestro propio camino. Y no intentar imitarla, porque jamás seremos ella, y buscar repetirla solo mancha su recuerdo. Ella se lo merece. El teatro español se lo merece.






¿Quieres ver más críticas?

Échale un vistazo a nuestras publicaciones anteriores:


Mi nombre es Lucía Joyce.

De Sofía Buzali

Sala Umbral de Primavera


La Batalla de los Ausentes

Dirección de Paco de la Zaranda

Teatro Español


Los Nadadores Diurnos

De José Manuel Mora

Teatro Español en las Naves del Matadero




Links:



Página Web de la sala:


Entradas:

Sala Umbral de Primavera. Calle de la Primavera ,11. Madrid.

Marzo 2023.

"El Teatro, ese espejo brillante en las manos generosas de Paloma Rodríguez, Carlos Bolívar y Sofía Buzalí, ahora en la sala Umbral de Primavera, ofrece una tercera vía: la re-presentación."


La locura es dos cosas: una maldición amenazante que conjuramos a base de traerla al orden de lo conceptual, o un monstruo sin fondos y sin nombres y sin tiempo ni espacio ni ley, que a su vez nos exige que elaboremos fondos, nombres, espacios tiempos y leyes para devorarlos e intentar saciar lo insaciable, porque nunca son suficientes. La locura es defecto, o es exceso.


Quien llega tarde a la primera, es decir, a la conjura por defecto, se hunde en la segunda, es decir en una búsqueda sin esperanza de recompensa por exceso. Y el espejo de la conciencia devuelve un Sísifo.


El Teatro, ese espejo brillante en las manos generosas de Paloma Rodríguez, Carlos Bolívar y Sofía Buzalí, ahora en la sala Umbral de Primavera, ofrece una tercera vía: la re-presentación: presentarla de nuevo ante nuestra mirada para alimentar la conciencia usando el arte.


Paloma y Carlos, utilizando el texto de Sofía Buzali como impulso, se echan a caminar por ese filo peligroso que es el montaje de Mi Nombre es Lucía Joyce para asumir con valentía el reto de fijar nombres y espacios a la locura sin caer en la trampa vulgar y ramplona de conceptualizarla o terapizarla, pero sin caer tampoco en el abismo del hambre eterna de sentido.

"Y es la maldición que Paloma se niega a aceptar como inevitable. Y esa negación fértil da como fruto una metamorfosis generosa, la que transita un intérprete desde sí mismo hacia el personaje. El túnel temible hacia Lucía Joyce."

El concepto aleja. Esta es la maldición del ser humano. Y es la maldición que Paloma se niega a aceptar como inevitable. Y esa negación fértil da como fruto una metamorfosis generosa, la que transita un intérprete desde sí mismo hacia el personaje. El túnel temible hacia Lucía Joyce.


Un camino siempre difícil, pero mucho más aún cuando lo que espera cobrar forma es una triple maldita: una hija y hermana repudiada, una mujer subyugada bajo el poder de la reclusión siquiátrica, una artista reprimida. La demoníaca trinidad: tres maldiciones distintas en una sola mujer; maldita, precisamente, por ser mujer dado que tal vez si hubiera sido hombre ninguna de las tres condenas hubiera podido ejecutarse.


Hace falta coraje interpretativo, y sobre todo tener clara una cosa: el arte acerca. Y en Mi nombre es Lucía Joyce queda claro que tanto Paloma Rodríguez como Carlos Bolívar lo saben. El arte acerca sin desactivar el misterio; crea una locura que podemos contemplar sin quemarnos los ojos, pero dejando la cicatriz necesaria en la conciencia. El arte de Sofía Buzali proporciona un suelo fértil. El arte de Carlos Bolívar genera visión y orden fertilizando ese suelo. Por fin, el arte de Paloma Rodríguez no descarta la locura de Lucía como un simple concepto siquiátrico. Hace algo mejor: siembra y hace crecer un personaje. Y ese personaje habla desde esa locura, preservada para nosotros en la cercanía imposible de la escena.

"Lucía es Lucía a pesar de su biografía y gracias al soporte artístico y técnico que le presta Paloma Rodríguez, la visón que le presta Carlos Bolívar y las palabras que le presta Sofía Buzali. Para que pueda vivir de nuevo, y su tragedia, la de ser mujer, no quede en el olvido."

Sobre la banda sonora de unos caramelos que susurran, se produce una simbiosis hermosa, la de la sorprendente intuición estética de Paloma Rodríguez con la limpieza técnica de ambos, intérprete y director, que trasvasan de la narrativa a la escena un texto de Sofía Buzali para que Lucía Joyce pueda aparecer. Para que pueda descomponerse el pelo y estar presentable para un Sam Becket, padre de Godot, que, como su hijo, nunca va a llegar. Para que el amor pueda ser reescrito en su reclusión y leído desde una fuente. Para que el deseo y la danza sean memoria, dolorosa a veces, esperanzada otras.


Hay algo restaurador en la propuesta de Sofía, Carlos y Paloma. Traer al orden del arte la locura de Lucía es darle una oportunidad a la técnica de que la señorita Joyce puede volver a bailar. Y así, colocar su maldición en el lugar en el que la locura y el orden se encuentran: en el escenario.


El nombre de Lucía Joyce preside la obra, porque en cada acción brillante que aparece, el personaje se agarra como puede a ese nombre para no sucumbir a la tragedia de ser Lucía Joyce. Lucía es Lucía a pesar de su biografía y gracias al soporte artístico y técnico que le presta Paloma Rodríguez, la visión que le presta Carlos Bolívar y las palabras que le presta Sofía Buzali. Para que pueda vivir de nuevo, y su tragedia, la de ser mujer, no quede en el olvido.



¿Quieres ver más críticas?

Échale un vistazo a nuestras publicaciones anteriores:


Espectros.

De H. Ibsen

Teatro Español


La Batalla de los Ausentes

Dirección de Paco de la Zaranda

Teatro Español


Los Nadadores Diurnos

De José Manuel Mora

Teatro Español en las Naves del Matadero




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Página Web de la sala:


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