El Umbral de Primavera.
Mayo 2021.
"En los límites de la representación; en los límites de la técnica interpretativa; en los límites del teatro; ... en esos límites se coloca Il Senso del Dolore."
En los límites de la representación; en los límites de la técnica interpretativa; en los límites del teatro; como no podía ser de otra manera, en esos límites se coloca Il Senso del Dolore. O tal vez sí podría ser de otra manera, pero la decisión valiente de su intérprete y director, Carlos Bolívar (Los Creyentes; Feos infelices y mentirosos; Carlos o el idiota de la familia; La arrogancia de vivir, y un largo etc) lo quiso así. En este ejercicio de metacrítica teatral se pone en cuestión todo, desde la noción de interpretación hasta las bases de un teatro técnico. Pero no se hace desde un lugar cómodo en el que la ignorancia técnica se reivindica como presupuesto básico de la creatividad indeterminada. No. Se elabora desde un conocimiento profundo de la técnica interpretativa y de los supuestos en los que se funda el teatro contemporáneo. Es decir, desde dentro.
"Consigue llegar al centro del dolor, de sus causas y de sus efectos. Y en un ejercicio heróico, se mide con él, y lo trata de tú a tú."
Y aun así, consigue ser mucho más que este mero ejercicio virtuoso. Consigue llegar al centro del dolor, de sus causas y de sus efectos. Y en un ejercicio heróico, se mide con él, y lo trata de tú a tú. Y elabora esa distancia tan preciada que se llama arte.
"Retar a la técnica es, seguramente, el gesto técnico definitivo. Y atreverse a enfrentarla en escena consigo misma, un placer que merece la pena contemplar."
En esa distancia toda búsqueda es legítima, porque se hace mirando a los ojos al saber establecido que la generó. Y por eso puede haber bodegones de Caravaggio inútiles, botellas del mundo real que son forzadas a introducirse en otra realidad sin dejar de preservar su propósito, libros que sustentan o matan, o vasos que masajean el dolor hasta hacerlo inocuo. Retar a la técnica es, seguramente, el gesto técnico definitivo. Y atreverse a enfrentarla en escena consigo misma, un placer que merece la pena contemplar.
"Es la primera vez que veo una pieza teatral estirarse hasta dar la mano a lo performativo con el sello de la interpretación de calidad."
Por fin adquiere más sentido para mi la idea – antes borrosa – de performance. El caso es que lo adquiere cuando se hace desde la interpretación y el atrevimiento, más que desde las ganas de epatar al burgués. Es la primera vez que veo una pieza teatral estirarse hasta dar la mano a lo performativo con el sello de la interpretación de calidad. Nada que ver con las performances en las que lo único importante es qué estoy haciendo. De repente cobra importancia cómo lo hago, y ahora sí que crece hasta llenar la sala.
Ha sido un placer ver a un maestro de actores dar una clase un directo. Salí con un leve agujero interno por lo que nos contó Carlos Bolívar (habrá que llenarlo actuando), pero con una idea clara de cómo se puede poner en escena un monólogo con atrevimiento y con ténica, incluso para poner en cuestión el propio atrevimiento y la propia técnica.
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De Ada Salas
Teatro de la Abadía
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