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Publicaciones Recientes

y tantos otros títulos que no caben en un título; de hecho éste ya se está haciendo largo ...


"¿Quién no se llama Carlos o cualquier otra cosa?"


" ... Sufriendo como sufro del lenguaje directo del león ..."


César Vallejo



Debe de ser el fin del mundo

Pues tras los cristales oscuros de la noche

No amenaza fantasma o demonio o pasado alguno

Y tras las palabras sólo hay silencio


El límite abismal de cada una de ellas

Es el hueco mudo que siempre viene detrás


Una palabra

Un silencio


Una palabra

Un silencio


Una palabra

---


No debe ser poeta

quien escribe sobre una nota

en un dispositivo de los de

"apaguen sus dispositivos

o mejor pónganlos en silencio"


Y de ahí la ausencia


Los poetas escriben con pluma de Ganso del Nilo

Sobre papiro del Sudán

Y no hay dónde encontrarle el modo avión


Y el papiro vuela, crece y se reproduce

Y sus doradas palabras riegan el mundo

Con una lluvia fértil


En mi estado intermedio, algo previo, me digo:


- Añadir nota

Y vivir el sigilo creciente


- Aceptar el trasvase

Del yo al silencio


Cada vez menos yo

Cada vez más silencio


Y en el tránsito

Gozar

El chisporroteo alegre y desentendido de la vida



 

¿Más poesía?

Ve a nuestra sección de 'Versos Sueltos'.








Escuela de teatro Jorge Eines.

Mayo 2022.


"Expresar ... hablar de lo ciego, de lo roto, dar voz a lo que no puede tenerla, nombrar lo inmencionable."

F. Savater, de Ciorán.


"Si CIORÁN, Sólo para 7 ... y mi madre me ha llegado así, la obra ha sido un éxito. En el mejor de los sentidos de la palabra éxito: ha pasado al archivo eterno de la huella expresiva."


Reverberan en las paredes mate de la sala los últimos instantes de CIORÁN, sólo para 7 ... y mi madre. Cierro los ojos saboreando los últimos destellos. Alguien niega el final aplaudiendo. Luego llega la carrera para ver quién tiene más largo el aplauso. No compito. Yo no quiero perderme esa sublimación que transforma lo actuado en espíritu, e intento no oír. Cierro los ojos; y con los ojos cerrados y ese Ciorán bien hecho en la retina pienso que amo profundamente ese silencio entre la última acción de la obra y el primer gesto de civilización adiestrada que coge cuerpo en un aplauso. En ese silencio está la obra, y en ese instante la eternidad a la que está accediendo. Cada obra es un canto del cisne. Una glorificación de lo efímero y una reivindicación de su solidez instantánea y por lo tanto, precaria y eterna a la vez.


Si Ciorán me ha llegado así, la obra ha sido un éxito. En el mejor de los sentidos de la palabra éxito: ha pasado al archivo eterno de la huella expresiva. El límite ha ejercido su magia: la exploración de Carlos Bolívar ha acabado en hallazgo. Hay teatro. Hay Teatro.


"El límite ha ejercido su magia: la exploración de Carlos Bolívar ha acabado en hallazgo. Hay teatro. Hay Teatro."

Hay dos tipos de producción artística. Una, la que elabora sobre lo conocido y busca el triunfo en lo seguro. Otra, la que busca en el límite de la expresión, caiga quien caiga, incluso aunque sea uno mismo el que corra el riesgo de caer. La primera crea escuelas artísticas, ideología, teoría y práctica en forma de recetas. La segunda se echa a caminar por donde no hay camino, ignorando lo aceptable, y arriesgando hasta que las palabras cobran dimensión de vida, de sentido y por lo tanto de Acción ... Esta última es a la que pertenece CIORÁN, sólo para 7 ... y mi madre.

"La segunda se echa a caminar por donde no hay camino, ignorando lo aceptable, y arriesga hasta que las palabras cobran dimensión de vida, de sentido y por lo tanto de Acción ... Esta última es a la que pertenece CIORÁN, sólo para 7 ... y mi madre."

Cualquiera que sepa leer puede leer a Ciorán. Much@s de ell@s pueden entenderlo. Algun@s pueden incluso superar el lugar común de un supuesto existencialismo de revista del corazón filosófico y ahondar en su pensamiento con palabras y gestos conceptuales. Pero eso les aleja del límite expresivo. Leer, entender, superar ... todo forma parte del desarrollo expresivo común que acumula sobre lo conocido. Y se hace tautología. Se expresa a sí mismo, mostrenco. Alejado de todo riesgo. Y por eso Ciorán explicado, hablado o razonado, no es Ciorán. Lo perdemos en el momento en que lo decimos.


"... es que a Ciorán no hay que leerlo o entenderlo. A Ciorán hay que hacerlo."

Yo abandoné a Ciorán por ésto. Es decir, por inocuo. Hasta que vino Carlos Bolívar y me lo explicó en su obra: “... es que a Ciorán no hay que leerlo o entenderlo. A Ciorán hay que hacerlo”. Y no lo dijo con palabras, sino con Teatro. Es decir, lo dijo haciéndolo. Teatro, con T grande. Con Teatro del límite. Con Teatro del riesgo.


Un comienzo sublime con la esencia de ese personaje puesta en el cuerpo (pues Ciorán ya es personaje desde el principio) pone delante la primera transformación: la conciencia de sí solo puede acabar en frustración y enfado, aunque sin ella no seamos nada. Un espejo, un maldito espejo, un espejo odiado que somos nosotros, y del que no nos podemos deshacer, porque si nos deshacemos del espejo ... ¿quién odia? ¿quién olvida? Y a partir de ahí que desfile y se muestre ante nosotros esa parada de retazos de realidad dolorosamente (y gozosa en el dolor) consciente. Que cobren vida, aunque duela. Que quede delante con ese niño petrificado, recuerdo del recuerdo del recuerdo. Y ábrase espacio a partir de él para todo lo que se convoca después. Aparezcan pantocrátores del pimiento, flores mansas, susurros encapsulados ... y hágase el mundo.

"Que cobren vida, aunque duela. ... Aparezcan pantocrátores del pimiento, flores mansas, susurros encapsulados ... y hágase el mundo."

Quien quiera saber qué es hacer a Ciorán - y creánme que deberían querer - tiene que averigüar primero cómo y dónde verlo. Y de todo lo que tiene que ver con esta obra, eso es lo único difícil. Todo lo demás, lo puramente representativo, fluyó con el descaro que caracteriza a las obras de Carlos, buscando el límite de lo teatral en lo performativo y vice-versa. Saltando por encima y reptando debajo de las convenciones, incluidas las convenciones que quieren sustituir a otras criticando las convenciones. CIORÁN, sólo para 7 ... y mi madre es una cuerda floja afilada, en la cual lo convencional no asoma porque en cuanto quisiera hacerlo tendría que dejar de serlo para poder sostenerse en ese espacio lleno de marcas imposibles pero presentes: un detrás ausente por lo grave y lleno de objetos alineados, que se convierte en un delante presente y que adquiere lugar propio; y cuyos objetos-habitantes generan un mundo a través del trabajo demiúrgico-performativo de Carlos Bolívar. En su trabajo, el autor generosamente elabora un manual práctico - aunque inimitable afortunadamente, porque eso espolea el deseo de la construcción propia - sobre cómo construir sentido.

"En su trabajo, el autor generosamente elabora un manual práctico ... sobre cómo construir sentido."

Si tienen la suerte de averiguar dónde y cuándo se representa, y ven CIORÁN, Sólo para 7 ... y mi madre, déjense ir. Hagan el viaje con Carlos y verán que Ciorán es mucho más interesante hecho que leído. Bien hecho, ni mucho ni poco, de acuerdo a las recetas de la alquimia teatral de Carlos Bolívar. Y cuando acabe la obra, cierren los ojos y resistan durante algún segundo el impulso de aplaudir, de reinterpretar o de transformar en palabras lo visto. El Existencialismo comienza ahí.

"Bien hecho, ni mucho ni poco, de acuerdo a las recetas de la alquimia teatral de Carlos Bolívar. ... El Existencialismo comienza ahí."


 

¿Quieres ver más críticas?

Échale un vistazo a nuestras publicaciones anteriores:




El Mal de la Montaña

De Santiago Loza

Teatro Español



La Batalla de los Ausentes

Dirección de Paco de la Zaranda

Teatro Español



Noche de Reyes

Dirección Helena Pimenta y Álvaro Tato

Teatro Español en las Naves del Matadero



 

Links:



Página Web de la sala:

"Hembra se continúa el macho ... y precisamente a raiz de cuanto no florece"


"Cuando ya ha quebrado el propio hogar,

Y el sírvete materno no sale de la tumba"


César Vallejo




Sembramos la tierra con nuestros muertos

Y juntos, tierra y muertos, hacen que empiece el mundo


La tierra, inseminada, adquiere sentido

y ya no es solamente un inevitable ESO


Los muertos, arropados, adquieren sentido

Y ya no son solamente un enorme NO


Padre NO es ESO

Blanqui NO es ESO

Chico NO es ESO

Amoma Polita NO es ESO


Es la muerte tanta negación, que se niega a sí misma

Y tan grave es, que pedimos a la tierra que la asuma

Confiando en que más allá no pueda caer.


Hacemos de la tierra madre de los muertos

Le damos hijos para que ocurra el milagro

Y ocurre

Renacen

Convertimos la tierra en fértil útero

Convertimos nuestros muertos en viajeros

Creamos para ellos espacios y tiempos que explorar

Cielos, infiernos, jardines, ríos, lugares intermedios

Les damos una vida nueva, eterna


Sembramos la tierra con nuestros muertos

Creamos mundos

Y de ellos también nacen –

Doble fertilidad sub y supra –

hijos para nosotros:

El relato de la vida, del amor y de la guerra



Me gusta hacerme el poeta

Y mirar la muerte como la miran ell@s

Con ojos de asombro que saben del fértil entente de la tierra y de los muertos


Y encontrarme con sus frutos:

El relato de otros mundos

El cuento de la vida, del amor, de la guerra


Me gusta imaginar que cuando se agote mi mirada

Y la guerra cese en su salvaje aullido

Y el amor se diluya en un viento tibio

Y la vida reclame su final


Cuando ya hayamos recogido la cosecha anterior


Una generación


Sembraremos de nuevo la tierra

Esta vez conmigo

Y viajaré por esos mundos

Cielos, infiernos, jardines, ríos, espacios intermedios

Que no en vano surgieron

De aquella siembra anterior

Y de la anterior a la anterior

Y así hasta el infinito

Y así otros podrán seguir imaginando mundos


[Nosotr@s, tripas nada más,

Condenados a comernos el mundo

[[Mientras adoramos la belleza]]

Creamos la eternidad

Sembrando la tierra

Con nuestros muertos]

 

¿Más poesía?

Ve a nuestra sección de 'Versos Sueltos'.


El Rey Vagabundo


Cuentan las aulagas que lo vieron

Que saltaste más allá de los volcanes

Y todo el séquito ululó y dobló la cerviz,

celebrando

Que eras hijo del huracán y la arena



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