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“After such fighting as the weakest know, There´s more than dying;”

Out of the sighs. Dylan Thomas.


Invocación

μῆνιν ἄειδε θεὰ


La Zona Libre dormía ignorante

Llegaron hombres y mujeres áureos De anchas caderas y robustas piernas Diestros en la facultad de hundir lanzas En los resquicios del cuerpo y del alma

Cielo oh pupila de un augur

Blandían dagas serenas de holgura Venablos emponzoñados de ley Poderosos en la Verdad cantaron Con los hocicos húmedos de usura

Vientos oh voz del futuro

quebraron nuestro horizonte sus sombras Sus voces desarmaron nuestras bocas Sentimos dentro el dolor de la presa Y sus ojos tasaron lo sagrado

Vosotros los sabíais

Redujeron con luz La Zona Libre Aquilataron su cruel tesón Armas de estruendo y filos de sal negra Su firmeza licuó nuestro deseo

Pero no con palabras

La Zona Libre cayó con susurros Hasta hacerla fragmentos de desidia Que en nuestra sangre se desvanecieron Nos refugiamos en la oscuridad

Nuestros ojos pozos negros

Se retiraba la naturaleza Sus criaturas desaparecieron Y nuestras mansas alfombras poblaron Con animales serios y profundos

Profundos de muerte extraños

Instalaron observatorios fríos Con impiedad lo iluminaron todo Los misterios morían de vergüenza Obligados a mostrarse desnudos

Su dios brillaba afilado

La Zona Libre agonizaba atónita

Resplandeciente

Luego orgullosos contemplaron su obra

La zona Libre es nuestra nos dijeron Es el final de la historia clamaron Conquistamos lo imposible con fe Y lo hicimos realidad para todos

La memoria expiraba caduca

Bienvenidos a La Nueva Zona Libre dijeron

Esperaron con la hiel aterciopelada Más tarde renombraron su conquista

Y nos adaptamos a sus caricias

Bienvenidos a La Nueva Zona dijeron

Al poco tiempo prohibieron lo nuevo

Bienvenidos a La Zona dijeron

Pasaron tiempos de jactancia altiva El olvido hizo crecer falsas flores En sus cascos dorados y sus escudos Nosotros éramos ya tan sólo ellos

Y llegó la paz

Y con ella llegó la libertad

Bienvenidos a La Zona Libre dijeron

La Zona Libre dormía ignorante


Más poesía en:


 

“Pero a veces la muerte Vuelve a acercar los labios De los que un día se amaron”

Beatriz Orrieta, Maestra nacional. Raquel Lanseros.


Invocación

Cuando ya no esté Seré mi nombre en el viento, y en una racha te besaré


Ah, sí, claro

La poesía

Saco de semen

Preclara with alternatives


¿Quien, o quién

La quiso?


El violador de la tierra

Ese no, seguramente

Pues renunció a la poesía

Por la fuerza


Y ella es el regalo de Hades

Ofrecido a través de terrones sagrados

Es guiño envenenado

Con dulce muerte

Palabras

Que

Ya no me suenan


Entiendo sin saber

Y así me consumo

Alegre

Hediondo

A sal y a almizcle


Y canto con los muertos


Tralarí

Tralaró

Un dos

Y se acabó


Tralarí

Tralará

Tres y cuatro

Y vuelta a empezar


Cuando mi cama se hace inmerecida

Cuando aborrezco su olor por lujoso

Se me aparece una sonrisa dormida

Que me entierra más y más en un foso


Hasta el fondo


Y es ahí que aparece Hades (bis)

Y su guiño ciego

Y las palabras se convierten en pájaros caníbales

Y el amor es una ausencia intolerable

Y la vida se cuenta no por días


Sino por lágrimas

Por lágrimas secas

Por quejidos

Por quejidos victoriosos


Siento esta muralla

Y sé que tú también la sientes


Spero tú la achicas

Gran Yanto

Pero es la que nos permite


Vi primero,

Y lleno hasta las trancas de luz

Caí después


Y quiero que sepas

Que sin lugar a dudas


Cuando ya no esté

Seré mi nombre en el viento


Cuando ya no esté

Seré la danza inconsciente

De las hojas en otoño


Cuando ya no esté

Seré el tacto anconú

Del océano ancoñosíbl


Cuando ya no esté

Te querr3 igual

En el viento – en el otoño – en el océano

Por


Lo sé

Lo fui


Más poesía en:



 

“Mi sangre se ha transformado en tinta.

Estoy envenenado hasta la médula.”

Jean Cocteau.


Invocación

Versos escribía Con tinta de sangre, y cada verso Cobraba vida


Hola, Baalas Taradczi, gran exégeta Hola, Johanna Dermosio, tremenda alquimista Hola, Amón Deúsimo, altruista y feliz envejecedor


Bienvenidos a este espacio mío


Tenéis los tres algunas cosas en común


Ninguno existís, salvo en este poema Si no fuera por él, no sé bien qué seríais, Aparte de una infinitésima posibilidad En un cuarto infinito lleno de infinitos monos


Y, ahora, los tres sois lo que sois,


Salvo tú Amón que fuiste también mujer y tal vez lo puedas volver a ser O tú, Johanna, que fuiste y sigues siendo perro, sin siquiera Y tú, Baalas, que fuiste un dios de género casi neutro, hasta que adquiriste conciencia desgraciada de ti, pobre e indigente


Sois tres, empecéis por donde empecéis la cuenta Y eso os une


Sois seres humanos, pero no del todo Y eso os une


Sois inexistentes, salvo en este espacio, Y eso, aparentemente, nos une


Os asesino consciente de que ya, Por virtud de vuestro ser arriba explicado, No podéis morir.


Por eso, generosamente:


FIN


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